lunes, 6 de junio de 2016

FOTOGRAFÍA Y PSICOLOGÍA: DALE LA VUELTA A TUS FOTOS.



                                                                    Foto : Ben Zank

Es posible que hayas reaccionado con cierta sorpresa cuando alguien te ha comentado que sabía que una foto era tuya antes de conocer tu autoría. Te has sorprendido porque pensabas que tus fotos eran muy diferentes entre sí pues no tienes un estilo muy definido. Incluso podrías coincidir en parte con Susan Sontag, cuando afirma que el estilo no existe en fotografía. Al menos en lo que a ti se refiere. Este es un sentimiento muy generalizado, ya que con frecuencia nos cuesta trabajo reconocernos en nuestras fotografías. hasta el punto de que  podemos no ser conscientes de lo mucho que nos repetimos. Damos con un tipo de imágenes que consiguen cierta aceptación en las redes sociales y lo machacamos hasta que el filón no da más de sí. Y es que queremos desarrollar un estilo propio que nos otorgue una identidad en el mundo de la fotografía.

Pero esa búsqueda y afirmación de un estilo es una arma de doble filo, y comenzamos a cavar la tumba de nuestra creatividad cuando damos con él. Poco a poco vamos adquiriendo ciertos hábitos, en las imágenes que buscamos, en los puntos de vista, en las focales, en las luces o en los procesados.  Y cuando en un acto de rebeldía rompemos con esas rutinas, y exponemos nuestras fotos a los demás sin conseguir los mismos likes que antes, esa desaprobación nos hace volver al redil de "nuestro estilo".  Un "estilo" que no hace sino limitarnos como fotógrafos. Y probablemente también como personas.

Mi propuesta es sencilla, trata de hacer algo distinto. Pierde el miedo a fracasar y arriésgate.
Lo primero que tendrás que hacer es tomar conciencia del tipo de fotos que haces. Y es que si algunas veces son el fruto de una búsqueda deliberada, en muchas ocasiones hemos desarrollado unas rutinas fotográficas sin que seamos muy conscientes de ellas. Puedes mirar tus fotos prestando atención a los motivos, a las distancias focales, a la saturación, a los encuadres o a los procesados que sueles utilizar . También puede serte de mucha ayuda que preguntes a algún amigo aficionado.  Ya he comentado antes que los demás suelen tener más claro que nosotros mismos la continuidad en nuestro estilo.
El paso siguiente es el de salir de esa zona de confort en la que tan bien te mueves, y experimentar con algo diferente. Incluso haciendo todo lo contrario a lo que suele ser tu hacer fotográfico: Suéltate la melena y atrévete hasta con esas fotografías que no te atraen demasiado.

Tal vez te estés preguntando qué sentido tiene todo esto ¿Acaso se trata tan solo de mejorar tu técnica ampliando tu zona de confort y tu reportorio fotográfico? En parte sí, pero no solo de eso. Como he comentado en más de una ocasión, nuestras fotografías dicen mucho de nosotros mismos, de nuestro carácter o personalidad.  Y situarnos en el polo opuesto puede servir para que seamos más conscientes de las fotos que hacemos, y de por qué las hacemos.  La fotografía puede ser un camino de autoconocimiento que nos acerque a nuestro yo más profundo.  Tal vez empecemos a comprender qué nos lleva a desenfocar, saturar o contrastar las fotos. O a acudir con tanta frecuencia a esos contrapicados extremos. Situándonos en el polo opuesto estaremos aludiendo a nuestra dualidad y alcanzando un mejor equilibrio personal tras la zozobra inicial.  No en vano la dualidad y el balance entre fuerzas opuestas son el motor del crecimiento para algunas filosofías orientales, como el taoísmo, y para muchas teorías psicológicas.  Carl Jung se refirió a la integración de los opuestos en el desarrollo personal.  La integración dialéctica del pensamiento intuitivo y el racional es para la psicología postpiagetiana lo que da paso al pensamiento postformal, última etapa del desarrollo intelectual. Y para el Tao los principios de la realidad son el luminoso Yang y el sombrío Ying.  Por lo tanto, atrévete, dale la vuelta a tus fotos y ya veremos qué pasa. Es posible que escapes de ese enredo que te tiene seco y atrapado.


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